domingo, 15 de febrero de 2009

Sunshine: el Sol que agoniza (ST)

Vamos a hablar nuevamente de cine, esta vez sobre una película que tiene como tema central al Sol. Danny Boyle puede ganar este año el oscar por Slumdog Millionaire, como pudo haberlo ganado por Trainspotting. No es a ellas que nos vamos a referir aquí. Este autor tan multifacético estrenó en 2007 un film que pasó casi desapercibido: Sunshine. En el rol protagónico está Capa: un joven físico actuado por Cillian Murphy (que también participó de Batman Begins). Sunshine es una película que mezcla el género de ciencia ficción con el suspenso, una simbiosis de 2001 Odisea Espacial con Alien. Pero más allá de esto, es un film poético, con una fotografía soberbia y un relato contado a un ritmo cadencioso que permite la reflexión.

Lo que más me impactó de Sunshine es el tema: el Sol se está apagando, como un viejo veterano pierde su fuerza interior y así su brillo disminuye. En la Tierra los inviernos son cada vez más crudos, los veranos menos calurosos, el Sol cada vez más opaco. La solución: enviar una nave cargada de explosivos y lanzarlos al Sol para que la energía liberada en las explosiones dispare un nuevo ciclo de actividad solar.

En una época en que la preocupación mayor es con el aumento de las temperaturas medias del planeta (aunque ya nos alertan de que el término correcto es Cambio Global), hablar de un enfriamiento parece una herejía. Demás está decir que la solución propuesta por D. Boyle es rídicula, no hay en este momento, ninguna forma de producir en la Tierra una energía que pueda ser comparable a la Solar. Si se piensa que una explosión (o fulguración) solar libera 100 millones de veces más energía que la que liberaría todo el arsenal nuclear terrestre actual se puede tener una idea de lo insignificante que puede resultar bombear al Sol con nuestras minúsculas formas de energía. No sólo esto, lanzar cualquier forma de energía sobre la superficie solar demoraría en torno de 1 millón de años en tener efectos sobre su núcleo interno, allí donde se produce la fusión nuclear, origen último de su fabulosa producción energética.

Pero podemos hacer una concesión al autor y director de la película, porque el resto es de gran calidad. Los detalles científicos están bien cuidados, la fotografía es de gran belleza y resalta las imágenes del Sol observado por cámaras ultravioletas (probablemente de las misiones SoHO y Trace). Las actuaciones son muy buenas y los conflictos que se desatan muy humanos, incluyendo la locura producida por la exposición a un evento de extraordinaria magnitud y simbolismo como es el rescate del Sol, fuente de nuestra vida.

Al final, me parece que la película es una excusa para discutir el rol del Astro Rey, cuya importancia ha sido casi olvidada en nuestra sociedad actual. Uno podría decir que no es el Sol el que se apaga, sino el hombre quien le da la espalda... Sunshine nos llama a recuperar nuestro fervor solar.

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