lunes, 1 de diciembre de 2008

Evitando colisiones

En la entrada anterior comentamos que es muy peligroso destruir un asteroide para evitar que este choque con la Tierra ya que los miles de pedazos continuarán su trayectoria casi inalterada. Si el asteroide es grande, algunos pedazos serán también de tamaño considerable y el peligro no habrá sido eliminado. La solución pasa por desviar su órbita. Sin embargo esto no es sencillo porque la energía de un asteroide es muy grande y por lo tanto se precisaría de una energía también muy grande para realizar la deflección.

Sin embargo uno puede aplicar una pequeña presión sobre el objeto durante un tiempo suficientemente prolongado, varios años, para conseguir el efecto deseado. Esa es la propuesta de la gente agrupada en la Fundación B612 y de la que hablamos en una entrada anterior. La idea es simple: un pequeño remolcador aplicaría una fuerza de 250 gramos durante unos 10 años. Este empujoncito sería suficiente para que la órbita se alterase 6700 km, o sea, el radio de la Tierra. De esta forma la colisión sería evitada. Es interesante verlo desde un punto de vista temporal: la órbita del asteroide debe ser alterada de forma tal a producirle un adelanto (o atraso, según convenga) de apensa 215 segundos, que es el tiempo que le lleva a la Tierra desplazarse los 6700 km de su radio. Por otro lado uno puede preguntarse porqué una presión tan suave? Los miembros de B612 temen que una fuerza mayor pueda desarmar la frágil estructura del asteroide, de la cual sabemos muy poco.

Como pueden percibir es necesario anticipar en 10 años por lo menos al asteroide destructor. Pero eso es justamente lo que programas del tipo de spaceguard están haciendo. El segundo aspecto es construir un remolcador espacial capaz de ejercer esa pequeña fuerza durante un tiempo muy prolongado. El candidato es algún tipo de motor de plasma o iónico. Este tipo de motores no sirve para partir del suelo terrestre, donde es necesario lo contrario: un fuerte impulso en tiempo breve que es provisto por motores químicos. Motores iónicos ya han sido probados con éxito (en la nave Deep Space I, por ejemplo), aunque aún no llegan a la duración necesaria para desviar la órbita del asteroide.

Los miembros de la Fundación B612 creen que ya poseemos la teconología para realizar la operación, aunque debemos optimizar algunos equipos y pensar en la mejor forma de realizar la maniobra. Y por ello buscan financiamiento para la realización de un test que demuestre la viabilidad del proyecto y además exponga sus problemas. Precisan mil millones de dólares, lo que representa un 0,5% de lo que la NASA pretende gastar en 10 años. De cualquier forma el proyecto tendría interés científico: acoplar una sonda al asteroide durante tanto tiempo permitiría conocer más sobre el mismo, lo que significa conocer más sobre la materia original que formó al Sistema Solar.