lunes, 20 de junio de 2011

2012 y sus Profecías

Mi silencio durante los dos últimos años, se debió a un proyecto que me requirió más tiempo del que inicialmente había imaginado. Ese proyecto llegó a su fin (casi) y por eso puedo volver a escribir sobre asteroides.

En este post, entonces, quiero divulgar el web-book 2012: La Hora Última, un site escrito como un libro, dedicado a las profecías de Fin de Mundo para el año 2012. Mi intención, tal como la de este blog, es llevar a los lectores información científica sobre cuestiones como el calendario e historia del pueblo maya, así como los supuestos peligros de la actividad solar, la inversión del campo magnético terrestre y el chorro de la Vía Láctea, que estarían amenzándonos en el año 2012. Para escribirlo revisé la bibliografía más reciente sobre estos temas e intenté explicarla de la forma más amena posible. Decidí hacer un site especial, en primer lugar porque el tema lo merece y en segundo porque entendí que el formato blog no servía. Tal vez consiga un editor que lo convierta en un impreso, hasta tanto, les agradeceré que lo divulguen tanto cuanto puedan.

Y espero que les guste y el esfuerzo haya valido la pena.


jueves, 8 de octubre de 2009

Apophis: Fear No More!

Fueron divulgados nuevos resultados sobre la órbita de Apophis. Y ellos confirman nuevamente que el asteroide no será una amenaza para la vida en la Tierra. Descartada ya la colisión de 2029, ahora nuevas observaciones y cálculos mejorados demuestran que las probabilidades de caida de Arcangel de la Destrucción sobre la Tierra en 2036 son de 4 en 1 millón. Es decir, del orden de ganar un premio en la lotería.

Cuando él se aproxime de la Tierra en 2036, su distancia será la de un satélite geoestacionario mas o menos, a 29.450 km. En 2068, nuevamente hará una aproximación a la Tierra, pero con los nuevos cálculos, las probabilidades de colisión son de 3 en 1 millón. Los nuevos cálculos fueron posibles gracias a nuevas observaciones realizadas con un telescopio de 2,23 m (88") instalado en el monte Mauna Kea en Hawaii.





Dentro do círculo, Apophis, el asteróide maldito

Con esta nueva información, Apophis mas que nunca es un Torino 0. En la lista del programa Space Guard de la NASA continua sólo un objeto con nivel Torino 1. Y la moraleja de esta historia es que ahora puedo ir cerrando mi blog. Al final, él surgió cuando y porque Apophis fue noticia en abril de 2008. Ahora que el destino del asteroide está definitivamente divorciado del nuestro, puedo irme a domir tranquilo...

Bueno, nada de eso, Torino 0 continuará brindando informaciones sobre NEOs.

Más informaciones sobre Apophis

Asteroid Watch Sitio de divulgación Científica del JPL
Near-Earth Object Program Sitio con informaciones técnicas del JPL

viernes, 2 de octubre de 2009

Meteorito o Chatarra Espacial?

Ocurrió el pasado domingo 27 de septiembre, a la tardecita, al sur de la ciudad de Mendoza (Argentina), casi encima de la localidad de General Alvear. Un objeto cayó del cielo, se escuchó un estruendo, se vio una estela de gas inflamado, algunos afirman que tembló la tierra y luego el silencio y el misterio. Vean este video casero de Matias Hardy.



Estela de gas que dejó el bólido que atravesó los cielos mendocinos el domingo pasado. (Foto publicada por LaNacionLine, autor: Pablo Cagnasso)




Esperé unos días antes de mandar este post porque quería tener un poco más de información. Lo cierto es que casi una semana después no parece haber nada nuevo. El meteorito no fue encontrado. De hecho no parecía un meteorito, viendo la estela, parece más el rastro de un cohete. Buscando en el Astronomical Picture of the Day de la NASA encontré la siguiente imagen tomada el 19 de septiembre de 2002 (casi 9 años antes del fenómeno mendocino). Allí dicen que la estela fue producida por un coehete Minuteman III de combustible sólido lanzado poco antes.




Estela dejada por un cohete Minuteman III lanzado el 19 de septiembre de 2002 desde la base aérea de Vanderberg

La coincidencia entre las dos fotos es llamativa y parece tratarse del mismo fenómeno. No soy el único que así lo cree. De la misma opinión es el Dr. Jaime García del Instituto Copérnico en Mendoza. Aunque más difícil saber es cual es el cohete que pudo haber caido cerca de Mendoza.

En el sitio Mendoza Opina se menciona la caida de un carguero espacial ruso, el Progress M-67, lanzado el 24 de julio con destino en la Estación Espacial Internacional, a la que se acopló el 28 de julio, y, según el sitio de la Federación Astronáutica Internacional se separó el 22 de septiembre. Sin embargo leo en el sitio Satellite News Digest (también confirmado en otros sitios de noticias) que su re-entrada ocurrió el martes 29 de septiembre y cayó en algún lugar del Pacífico próximo a Nueva Zelandia. Además de no coincidir la fecha, el fenómeno debería haberse visto en Chile también. No parece que sea el caso.

En conclusión, sigo sin poder descifrar este enigma. Pero creo que lo más probable es que se trate de chatarra espacial.

domingo, 16 de agosto de 2009

El río Paraná y el Sol (ST)

Sabemos que el clima terrestre es un sistema complejo, no lineal, tal vez hasta caótico,o sea impredecible. Lo que llamamos equilibrio probablemente no sea más que una sucesión de estados de equilibrio inestable: pequeñas perturbaciones lo colocan en una situación muy alejada de la actual. Sistemas así de complejos son difíciles de estudiar y siempre debemos ir con piés de plomo antes de emitir cualquier conclusión: de hecho en ciencia nunca hay conclusión, es un proceso dinámico en el que vamos aprendiendo poco a poco.

Las influencias del Sol sobre el clima terrestre aún están por ser demostradas, más allá de saber que la energía total recibida en la Tierra representa el mayor input que tenemos. A lo largo de milenios, el Sol viene emitiendo cada vez menos energía: en comparación con el origen del sistema solar, un 30% menos. Pero en escalas más humanas, aquellas que nos interesan más porque afectan a la economía, el desconocimiento es mayor. Una forma de buscar estas relaciones es por medio de análisis estadísticos, utilizando por ejemplo correlaciones, esto es observar si dos series temporales varían de acuerdo (correlación), en desacuerdo (anticorrelación) o sin ningún acuerdo. Es así que tomamos como un patrón de medida del ciclo solar el Índice de Manchas Rg, número que representa la cantidad de manchas sobre la superficie solar. Rg varía de día en día y le conocemos un período de aproximadamente 11 años de variación al que llamamos Ciclo Solar. Muchos otros ciclos son sospechados, pero aún no bien demostrados.

Si a esta serie temporal de datos la comparamos con otra que se refiera al clima, podemos extraer conclusiones sobre la relación entre la actividad del Sol y la de nuestra atmósfera. Así se ha hecho con diversos parámetros, como el índice pluviométrico, la intensidad de los monzones, la extensión de las sequías, etc.

Hace muy poco, unos colegas de Buenos Aires publicaron en la revista Physical Review Letters un artículo en el que proponen que la actividad solar medida en escalas de décadas modula el caudal del río Paraná en Argentina. Solar forcing of the stream flow of a continental scale South American River (o Forzante solar del caudal del un río de escala continental sudamericano), escrito por Pablo Mauas, Eduardo Flamenco y Andrea Buccino, publicado en la edición del 17 de octubre de 2008, muestra esta relación de forma muy convincente al comparar las variaciones temporales de ambas series después de filtrarles las variaciones más rápidas (por ejemplo el ciclo de 11 años) y más lentas. La correlación es tan buena que sirve para predecir el comportamiento del río.

De todas formas en escalas más rápidas el factor más importante en el caudal del Paraná es la temperatura del Océano Pacífico en las costas de Perú, o sea los denominados El Niño y La Niña.

Después de leer el artículo nos llenamos de dudas. Qué puede estar en la raíz de esta relación entre el Sol y el Río Paraná que se muestra en escalas de décadas, pero no de años? Cuántos otros fenómenos pueden estar así también, insospechadamente modulados por la acción del Sol? Recién estamos comenzando a comprender nuestro lugar en el Universo, nos falta mucho por comprender.

jueves, 23 de julio de 2009

Nueva colisión sobre Júpiter

A 15 años de la caída del cometa Shoemaker Levy 9 (SL9), de la que dimos cuenta en la entrada anterior, un nuevo objeto cayó sobre Júpiter dejando una mancha negra. El descubrimiento fue hecho por Anthony Wesley, un astrónomo aficionado australiano, el 19 de julio, usando un telescopio de 14.5 pulgadas.



Anthony Wesley y su telescopio


Anthony estaba tomando imágenes de Júpiter a la medianoche, el cielo estaba poniéndose feo para observar, pero de repente se dio cuenta que había una mancha negra sospechosa. Siguió tomando fotografías que le mostraron que la mancha rotaba a la misma velocidad que las otras (Júpiter tiene un período de unas 9 horas, así que su rotación es fácilmente visible), esto indicaba que la mancha estaba sobre la superficie y que no se trataba de una sombra. Luego de hacer varias tomas, Anthony corrió a divulgarlo por el mundo. La noticia tuvo amplia divulgación en la prensa.





Imagen tomada por Anthony con su telescopio. El pequeño círculo negro arriba a la derecha es la mancha "sospechosa", supuestamente creada por la caída de un asteroide o cometa.

Una imagen aumentada destacando la mancha.



Qué increíble coincidencia! Quince años después del evento del SL9, otro objeto, un cometa pequeño o un asteroide, cayó también en el hemisferio Sur del planeta (las imágenes están invertidas). Tal vez un aviso de que estos fenómenos son más comunes de lo que pensábamos. Para más informaciones pueden entrar en el site de Anthony directamente, en el siguiente link. En una entrada posterior nos referiremos a la sorprendente cantidad de cometas que caen al Sol descubierto por una sonda de exploración solar.

sábado, 18 de julio de 2009

Shoemaker Levy y Júpiter

En estos días la prensa recuerda con gran despliegue la llegada de la misión Apollo 11 a la Luna. Se cumplen 40 años de la realización de uno de los sueños más antiguos de la humanidad. Un pequeño paso para un hombre. Un gran salto para la humanidad según palabras de Neil Armstrong, comandante de la misión y primero en posar los piés en suelo lunar, es la frase que resume aquella epopeya de la que, de una manera u otra, todos los contemporáneos nos sentimos participantes.



Hace 15 años, cuando se celebraban los 25 años de la misión Apollo 11, ocurrió un hecho astronómico de singular importancia y que también llamó la atención de todo el mundo. El 16 de julio de 1994 el Cometa Shoemaker Levy 9, (SL9) o mejor dicho, sus destrozos, comenzaron a impactar en la superficie de Júpiter produciendo un espectáculo de singular belleza y, a mi entender, importantes consecuencias sociales.


Carolyn y Eugene Shoemaker descubrieron junto con David Levy un cometa el 24 de marzo de 1993 usando un pequeño telescopio de 40 cm de diámetro del Observatorio de Palomar en California. El cometa orbitaba en torno de Júpiter y estaba conformado por un tren de fragmentos. Un año antes se había aproximado tanto del planeta que las fuerzas de márea lo partieron. Los cálculos mostraron que un año más tarde todos los fragmentos irían a impactar sobre la superficie joviana.








Fotografía del Cometa Shoemaker-Levy 9 tomada por el Hubble Space telescope el 17 de mayo de 1994. Los 21 fragmentos se distribuían a lo largo de más de 1 millón de kilómetros.



Todos los telescopios apuntaron hacia Júpiter para capturar cada una de las colisiones. La estrella del momento fue el Telescopio Espacial Hubble, cuya óptica acababa de ser reacondicionada; mientras que la Internet hizo su estreno como el vehículo que permitió la distribución de las imágenes rapidamente por todo el mundo. Fue una fiesta de la astronomía que comenzó el 16 de julio, fecha en que cayó el fragmento A, hasta el 22, cuando cayó el último fragmento, rotulado de W.








Fotografía en luz ultravioleta de Júpiter tomada por el Telescopio Espacial Hubble el 21 de julio de 1994. Están identificados los distintos impactos observados.


La observación de los impactos permitió conocer mejor la atmósfera de Júpiter y la conformación del cometa. Pero mucho más allá de estas conclusiones científicas, colocó abiertamente ante la opinión pública el peligro de las colisiones de asteroides y cometas. Hasta ese momento la cuestión no era considerada de manera muy aprensiva, ni siquiera por la comunidad astronómica. De repente el SL9 nos despertó la curiosidad y el miedo, surgieron planes de inspección de los cielos, y en el ámbito popular libros y películas.

Sin embargo en los últimos 400 años, el SL9 es el único que hemos visto en vivo y en directo caer sobre un planeta. Júpiter funciona como un atractor de estos objetos. De alguna manera la distribución de planetas en el Sistema Solar crea un escudo para la Tierra: los planetas mayores (con mayor poder de atracción gravitatoria) están hacia afuera. La Tierra está en el medio de los planetas terrestres, y además la Luna, aunque menor que la Tierra, es capaz todavía de atraer una proporción no desdeñable de NEOs.

De alguna forma, este blog es un hijo del Shoemaker-Levy 9. Más allá de cualquier consideración científica o social, para mí aquel fue uno de los espectáculos más hermosos que me tocó ver*.

† Incluso durante los días del SL9, recuerdo que un conocido astrónomo argentino dijo por TV que era más probable que un mono escriba el Quijote a que un cometa caiga en la Tierra. Independientemente de la corrección del cálculo de probabilidades, la frase demuestra la desidia de la comunidad hacia la cuestión.


* En la República Argentina, aquella semana hubo un acontecimiento que consiguió eclipsar a todos los demás: un atentado a una institución judía en la ciudad de Buenos Aires cegó la vida de 84 personas el 18 de julio de 1994. El atentado a la AMIA, cuyas repercusiones se arrastran hasta hoy, me hizo vivir como cronista amateur, una de las semanas más angustiantes de mi vida.

domingo, 31 de mayo de 2009

Vulcanismo y Extinción en masa

Como ya comentamos en otras entradas, la hipótesis de que las extinciones en masa fueron provocadas por la caida de gigantescos meteoritos se convirtió en las últimas dos décadas en ley probada. La ciencia, ya lo dijimos sin embargo, está siempre expuesta al mecanismo de prueba y sus conclusiones pueden en cualquier momento ser revistas.

En otra entrada comentamos un trabajo que niega la relación entre el cráter de Chicxulub y la extinción de los dinosuarios. Un nuevo artículo, publicado en la revista Science el viernes pasado, va en la misma dirección al encontrar nuevas evidencias de que una extinción en masa ocurrida hace 260 millones de años, al final del período Pérmico, habría sido provocada por una actividad volcánica inusual.

El trabajo, Volcanism, Mass Extinction, and Carbon Isotope Fluctuations in the Middle Permian of China, (Vulcanismo, Extinciones en Masa y fluctuaciones de isótopos del carbón en el Pérmico Medio de China) de Paul B. Wignall e colaboradores (Science, vol 324, pag 1179, 29/05/2009) fue realizado en base a registros estratigráficos obtenidos en China, en la provincia de Sichuan, Yunnan y Guizhou (donde el año pasado un sismo de singular fuerza mató a decenas de miles de personas) y basicamente comprueban la proximidad espacial y temporal de los dos fenómenos: una intensa actividad volcánica y la extinción de un gran número de especies. Para los autores la cercanía de ambos eventos es una prueba de la relación causa efecto.

La extinción del Pérmico (o también llamada extinción guadalupiense) fue una de las más severas. Las estimaciones actuales son de que apenas un 5% del total de especies sobrevivió, mientras que en las demás extinciones masivas, sólo fue diezmado un 50%. Aunque por años la única causa apuntada fue una larguísima actividad volcánica, en 2006 fue encontrado un gran cráter en la Tierra de Wilkes (Antártida) que apuntala la idea de que la caída de un enorme meteorito causó un disturbio sísmico severo. Sin embargo la extinción ocurrió durante un período muy prolongado, por lo que un evento explosivo no podría por sí sólo explicarla.

Más evidencias son necesarias, aunque todo indica que la Tierra se convirtió por millones de años en un lugar muy poco confortable para vivir. A pesar de ello, la vida continuó, tal vez porque, como dijo George Stewart, La Tierra Permanece.