sábado, 18 de julio de 2009

Shoemaker Levy y Júpiter

En estos días la prensa recuerda con gran despliegue la llegada de la misión Apollo 11 a la Luna. Se cumplen 40 años de la realización de uno de los sueños más antiguos de la humanidad. Un pequeño paso para un hombre. Un gran salto para la humanidad según palabras de Neil Armstrong, comandante de la misión y primero en posar los piés en suelo lunar, es la frase que resume aquella epopeya de la que, de una manera u otra, todos los contemporáneos nos sentimos participantes.



Hace 15 años, cuando se celebraban los 25 años de la misión Apollo 11, ocurrió un hecho astronómico de singular importancia y que también llamó la atención de todo el mundo. El 16 de julio de 1994 el Cometa Shoemaker Levy 9, (SL9) o mejor dicho, sus destrozos, comenzaron a impactar en la superficie de Júpiter produciendo un espectáculo de singular belleza y, a mi entender, importantes consecuencias sociales.


Carolyn y Eugene Shoemaker descubrieron junto con David Levy un cometa el 24 de marzo de 1993 usando un pequeño telescopio de 40 cm de diámetro del Observatorio de Palomar en California. El cometa orbitaba en torno de Júpiter y estaba conformado por un tren de fragmentos. Un año antes se había aproximado tanto del planeta que las fuerzas de márea lo partieron. Los cálculos mostraron que un año más tarde todos los fragmentos irían a impactar sobre la superficie joviana.








Fotografía del Cometa Shoemaker-Levy 9 tomada por el Hubble Space telescope el 17 de mayo de 1994. Los 21 fragmentos se distribuían a lo largo de más de 1 millón de kilómetros.



Todos los telescopios apuntaron hacia Júpiter para capturar cada una de las colisiones. La estrella del momento fue el Telescopio Espacial Hubble, cuya óptica acababa de ser reacondicionada; mientras que la Internet hizo su estreno como el vehículo que permitió la distribución de las imágenes rapidamente por todo el mundo. Fue una fiesta de la astronomía que comenzó el 16 de julio, fecha en que cayó el fragmento A, hasta el 22, cuando cayó el último fragmento, rotulado de W.








Fotografía en luz ultravioleta de Júpiter tomada por el Telescopio Espacial Hubble el 21 de julio de 1994. Están identificados los distintos impactos observados.


La observación de los impactos permitió conocer mejor la atmósfera de Júpiter y la conformación del cometa. Pero mucho más allá de estas conclusiones científicas, colocó abiertamente ante la opinión pública el peligro de las colisiones de asteroides y cometas. Hasta ese momento la cuestión no era considerada de manera muy aprensiva, ni siquiera por la comunidad astronómica. De repente el SL9 nos despertó la curiosidad y el miedo, surgieron planes de inspección de los cielos, y en el ámbito popular libros y películas.

Sin embargo en los últimos 400 años, el SL9 es el único que hemos visto en vivo y en directo caer sobre un planeta. Júpiter funciona como un atractor de estos objetos. De alguna manera la distribución de planetas en el Sistema Solar crea un escudo para la Tierra: los planetas mayores (con mayor poder de atracción gravitatoria) están hacia afuera. La Tierra está en el medio de los planetas terrestres, y además la Luna, aunque menor que la Tierra, es capaz todavía de atraer una proporción no desdeñable de NEOs.

De alguna forma, este blog es un hijo del Shoemaker-Levy 9. Más allá de cualquier consideración científica o social, para mí aquel fue uno de los espectáculos más hermosos que me tocó ver*.

† Incluso durante los días del SL9, recuerdo que un conocido astrónomo argentino dijo por TV que era más probable que un mono escriba el Quijote a que un cometa caiga en la Tierra. Independientemente de la corrección del cálculo de probabilidades, la frase demuestra la desidia de la comunidad hacia la cuestión.


* En la República Argentina, aquella semana hubo un acontecimiento que consiguió eclipsar a todos los demás: un atentado a una institución judía en la ciudad de Buenos Aires cegó la vida de 84 personas el 18 de julio de 1994. El atentado a la AMIA, cuyas repercusiones se arrastran hasta hoy, me hizo vivir como cronista amateur, una de las semanas más angustiantes de mi vida.

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