domingo, 16 de agosto de 2009

El río Paraná y el Sol (ST)

Sabemos que el clima terrestre es un sistema complejo, no lineal, tal vez hasta caótico,o sea impredecible. Lo que llamamos equilibrio probablemente no sea más que una sucesión de estados de equilibrio inestable: pequeñas perturbaciones lo colocan en una situación muy alejada de la actual. Sistemas así de complejos son difíciles de estudiar y siempre debemos ir con piés de plomo antes de emitir cualquier conclusión: de hecho en ciencia nunca hay conclusión, es un proceso dinámico en el que vamos aprendiendo poco a poco.

Las influencias del Sol sobre el clima terrestre aún están por ser demostradas, más allá de saber que la energía total recibida en la Tierra representa el mayor input que tenemos. A lo largo de milenios, el Sol viene emitiendo cada vez menos energía: en comparación con el origen del sistema solar, un 30% menos. Pero en escalas más humanas, aquellas que nos interesan más porque afectan a la economía, el desconocimiento es mayor. Una forma de buscar estas relaciones es por medio de análisis estadísticos, utilizando por ejemplo correlaciones, esto es observar si dos series temporales varían de acuerdo (correlación), en desacuerdo (anticorrelación) o sin ningún acuerdo. Es así que tomamos como un patrón de medida del ciclo solar el Índice de Manchas Rg, número que representa la cantidad de manchas sobre la superficie solar. Rg varía de día en día y le conocemos un período de aproximadamente 11 años de variación al que llamamos Ciclo Solar. Muchos otros ciclos son sospechados, pero aún no bien demostrados.

Si a esta serie temporal de datos la comparamos con otra que se refiera al clima, podemos extraer conclusiones sobre la relación entre la actividad del Sol y la de nuestra atmósfera. Así se ha hecho con diversos parámetros, como el índice pluviométrico, la intensidad de los monzones, la extensión de las sequías, etc.

Hace muy poco, unos colegas de Buenos Aires publicaron en la revista Physical Review Letters un artículo en el que proponen que la actividad solar medida en escalas de décadas modula el caudal del río Paraná en Argentina. Solar forcing of the stream flow of a continental scale South American River (o Forzante solar del caudal del un río de escala continental sudamericano), escrito por Pablo Mauas, Eduardo Flamenco y Andrea Buccino, publicado en la edición del 17 de octubre de 2008, muestra esta relación de forma muy convincente al comparar las variaciones temporales de ambas series después de filtrarles las variaciones más rápidas (por ejemplo el ciclo de 11 años) y más lentas. La correlación es tan buena que sirve para predecir el comportamiento del río.

De todas formas en escalas más rápidas el factor más importante en el caudal del Paraná es la temperatura del Océano Pacífico en las costas de Perú, o sea los denominados El Niño y La Niña.

Después de leer el artículo nos llenamos de dudas. Qué puede estar en la raíz de esta relación entre el Sol y el Río Paraná que se muestra en escalas de décadas, pero no de años? Cuántos otros fenómenos pueden estar así también, insospechadamente modulados por la acción del Sol? Recién estamos comenzando a comprender nuestro lugar en el Universo, nos falta mucho por comprender.