miércoles, 12 de noviembre de 2008
Como eliminar un Asteroide
No sólo los guionistas de Hollywood pensaron en esta solución. Al parecer los desocupados de la Guerra de las Galaxias, (Iniciativa de Defensa Estratégica) también pensaron que podrían redireccionar sus poyectadas armas contra un blanco tan o más destructor que el potencial nuclear soviético. Pero la verdad es que el remedio puede ser más peligroso que la enfermedad. Al hacer explotar un objeto en vuelo los pedazos remanescentes seguirán la trayectoria original, un poco más dispersados, claro. También tendrán masas menores aunque nadie puede predecir con exactitud cuan pequeñas serán. Por lo tanto, es probable que muchos, decenas o miles de fragmentos acaben ingresando a la atmósfera terrestre y lleguen al suelo produciendo considerable daño. Hasta el día de hoy no sabemos muy bien como es la conformación de un asteroide. Su densidad, su química, etc. Esto hace que sea extremadamente difícil (y por lo tanto peligroso) calcular el resultado de la explosión del mismo. Por ese motivo, la solución final, la más obvia es también la más peligrosa.
Infelizmente los lobbies de las grandes firmas de armamentos mantienen la propuesta viva a pesar de todos los argumentos en contra que han dado los científicos en audiencias públicas en el Congreso norteamericano.
Las mejores soluciones consisten en el desvío del NEA de su órbita para colocarlo en otra que no represente ningún peligro para la Tierra. De esto hablaremos en futuras entradas.
martes, 11 de noviembre de 2008
Ciencia y Paz
Juramento de Buenos Aires (Buenos Aires Oath)
Teniendo conciencia de que la ciencia y en particular sus aplicaciones pueden ocasionar perjuicios a la sociedad y al ser humano cuando se encuentran ausentes los controles éticos adecuados, me comprometo firmemente a que mi capacidad como científico nunca sirva a fines que lesionen la dignidad humana, guiándome por mis convicciones personales, asentadas en un auténtico conocimiento de las situaciones que me rodean y de las posibles consecuencias de los resultados que se derivarían de mi labor, no anteponiendo la remuneración o el prestigio, ni subordinándome a los intereses de empleadores o dirigentes políticos. La investigación científica que desarrolle será para beneficio de la humanidad y en favor de la paz.
El objetivo de este juramento es establecer un compromiso entre los científicos , al estilo del juramento Hipocrático, para que dediquen sus esfuerzos en favor de actividades pacíficas. Los años '80 estuvieron marcados por un incremento de las hostilidades entre los bandos antagónicos (URSS, EEUU) de la guerra fría. Y por la proliferación de sofisticados armamentos, como la nunca desplegada Iniciativa de Defensa Estratégica, llamada popularmente Guerra de las Galaxias, impulsada por Ronald Reagan. La proximidad de un holocausto nuclear y su posterior invierno nuclear, eran temas de debate diario. Los estudiantes de Ciencias Exactas (FCEyN) de la Universidad de Buenos Aires, agrupados en la Comisión de Astrofísica, coordinada en aquella época por Guillermo Lemarchand (hoy trabajando para la UNESCO) tomaron la iniciativa y convocaron a un Simposio Internacional, Científicos, Paz y Desarme (11 al 15 de abril de 1988), co-organizado con la Secretaria de Extensión Universitaria (Roque Pedace) de la Facultad, subsidiado por la UNESCO y muchas otras instituciones internacionales. Decenas de científicos de la URSS, EEUU, Europa y Latinoamérica, y más de 300 asistentes se dieron cita para debatir estos temas. La ponencias fueron editadas en el libro International Symposium on Scientists, Peace and Disarmament. El corolario del Simposio fue el Juramento, hoy en día adoptado por el 90% de los estudiantes de la facultad cuando reciben su diploma. El pasado lunes 10 de noviembre, Día Internacional de la Ciencia por la Paz y el Desarrollo, se realizó una mesa redonda en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) para celebrar los 20 años del juramento y debatir sobre la responsabilidad del científico hoy en día. Algunos medios de prensa se hicieron eco.
En lo personal, como miembro de la Comisión de Astrofísica (una entidad formada por estudiantes que buscaba promover, difundir y ampliar las ofertas de estudio de la astrofísica en nuestra Facultad), el simposio me dejó una enorme cantidad de grandes amigos, hermosas anécdotas y una inefable felicidad que pálidamente se refleja en la foto de abajo.