miércoles, 29 de abril de 2009

La Hora Última

Caro lector, las limitaciones que yo mismo me impuse al escoger el tema de este blog estaban resultando cada vez mas frustrantes. Aunque el miedo a la caída de un asteróide es muy frecunte, otros miedos relacionados con la ciencia son tan o mas importantes. Mi intención cuando creé Tornino 0 era, en realidad, hablar de los miedos innecesarios, infundados, e perniciosos en que parece vivir una porción significativa de la población.

Por ese motivo abrí un blog (en realidad dos, porque tiene también la versión en portugués) llamado La Hora Última cuyo tema son las profecías de fin del mundo y su credibilidad a los ojos de un científico. El arte no será ajeno al blog, intentaré de alguna forma traer la mirada del poeta, del cineasta, del fotógrafo, para contrabalancear mi racionalismo, y si no les gusta mis silogismos, por lo menos tal vez les gusten mis preferencias artísticas.

En principio no voy a parar con Torino 0 (que está cumpliendo 1 año esta semana!), pero no dejen de acompañar La Hora Última, porque tal vez, no sea esta la última hora.

lunes, 27 de abril de 2009

Quien mató a los dinosaurios?

Desde que en 1980 el físico y premio nobel Luis Álvarez y su hijo, el geólogo Walter Álvarez, especularon que los grandes saurios fueron exterminados por el cambio climático creado por un inmenso impacto de meteorito, la hipótesis fue ganando credibilidad al punto de que hoy en día se la considera una teoría comprobada. La hipótesis de los Álvarez recibió un apoyo inesperado en 1990 cuando fue localizado el cráter del meteorito que causó la extinción en masa, en la península de Yucatán (México) en la región conocida como Chicxulub. El arma homicida fue encontrada, el caso fue resuelto.

La memoria colectiva guarda hoy en día la certeza de que grandes meteoritos acaban con la vida en la Tierra; la literatura y el cine abordaron el tema de forma frecuente, la alarma popular creció. Si un evento de ese tipo ocurrió en el pasado, puede repetirse en el futuro. Algunos hasta piensan de que podría ocurrir de forma periódica. Y así es que creamos programas para escudriñar el cielo en busca de asteroides asesinos.

Sin embargo, no todos aceptan la hipótesis de los Álvarez. Entre ellos Gerta Keller de la Universidad de Princeton, en los EEUU. Y hoy apareció publicado un artículo suyo en la revista inglesa Journal of the Gelogical Society, que pone en jaque mate a la teoría catastrófica exógena. Básicamente, dice Gerta, Chicxulub no tiene nada que ver con la muerte de los dinosaurios. El trabajo en cuestión lleva el título: New evidence concerning the age and biotic effects of the Chicxulub impact in NE Mexico, (o Nuevas evidencias sobre la edad y los efectos bióticos del impacto de Chicxulub), sus autores son G. Keller, T. Adatte, A. Pardo Juez y J.G. López Oliva y fue publicado en el volumen 166,3, páginas 393 y subsiguientes de la revista Journal of the Geological Society.

La noticia está dando vueltas la Tierra y los medios de información le han dado algún destque (a pesar de las preocupaciones con la gripe porcina). Lamentablemente yo no leí el artículo de Gerta y sólo puedo comentar aquí lo que ha sido publicado en la revista electrónica de la Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo (link al artículo de FAPESP).

Gerta y sus colaboradores realizaron análisis estratigráficas que les permitieron llegar a las siguientes conclusiones:
  1. El estrato correspondiente a la extinción en masa de los dinosaurios es completamente diferente y 300.000 años posterior al del cráter de Chicxulub.
  2. En el estrato correspondiente al cráter no hay evidencias de extinción en masa.
La conclusión número 1) nos dice solamente que el mayor sospechoso no sería quien acabó con los dinosaurios. Así que a buscar un nuevo serial killer.

Pero la segunda conclusión es mucho más impactante y podemos resumirla así: el asteroide que cayó en Chicxulub no produjo una catástrofe. Por el tamaño del cráter se estima hoy en día que el asteroide que cayó en Yucatán debería haber medido unos 10 km de diámetro y liberado unos 100 millones de Megatones (las bombas termonucleares más poderosas liberan unos 50 Megatones). Sin embargo toda esa energía depositada en un único punto sobre la superficie de la Tierra, no acabó con la existencia de ninguna especie dice Gerta en su informe.

Como dije antes, no leí el artículo aún (y no será fácil que lo haga porque la revista no posee una versión electrónica), pero si lo publicado por la prensa es una interpretación correcta del trabajo científico, y si este trabajo es confirmado, sus resulatdos son de gran importancia y demuestran que estamos lejos de comprender los mecanismos que son capaces de alterar de forma significativa el clima terrestre y su biosfera.